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martes, febrero 28, 2006

Viña 2006: Un festival de la diversidad


Viña 2006
Un festival de la diversidad

Una vez culminada la XLVII versión del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, nace espontáneamente la siguiente inquietud, ¿qué le va a quedando de festival? Porque si bien este evento nació hace 47 años como una competencia de canciones, poco o nada va quedando de eso.

Como ejemplo, tenemos la voz de alerta que dio la representante chilena del folclore que ganó con “Canción de Agua y Viento”, Elizabeth Morris, quien en plena conferencia de prensa, gaviota en mano, llamó la atención de los periodistas al no dar mayor importancia a las canciones.

Lo mismo ocurre con la competencia internacional, que este año tuvo un nivel mediocre, con canciones dignas de competencia de colegio y hasta con una intérprete que se dio el gusto (mal gusto, mejor dicho) de tirar los zapatos al público y golpear las congas con unas cucharas. El jurado, más encima, le dio el premio de mejor intérprete. Como para no creerlo.

El tema ganador, “Dilo de una vez” (Costa Rica) interpretado por Humberto Vargas, no era el favorito del público y pese a tener calidad en la composición, estaba lejos de “Hoy” (Chile) de Álvaro Véliz, canción que poseía una cadencia más festivalera y destacaba por la agudeza de su arreglo.

A modo de balance, lo que fue y lo que pudo ser Viña 2006, a continuación una breve reseña de lo destacable y lo desechable que dejó el evento.

LO MEJOR

Lo más destacado, la variedad de grupos. Es prácticamente impensado en otro festival, en cualquier país del mundo, contar con Franz Ferdinand y Los Tigres del Norte o con la Sonora Palacios y A-ha. Pero se cumple la expectativa de llegar a distintos públicos y nadie puede decir que este año al festival le fue mal: algunas entradas se agotaron semanas antes de empezar.

Sergio Lagos, le dio nuevos bríos al certamen, aunque por momentos pecó de exceso de naturalidad. Para el bronce quedó su frase cuando despidió a Feliciano, “un artista que lo vio todo y lo sintió todo” y cuando dijo que Ruperto era el artista “más revolucionario del último tiempo”. Demasiado, ¿no?

FRANZ FERDINAND: La banda oriunda de Glasgow, fue un número de primer nivel. Como hacía tiempo no se escuchaba, las guitarras sincronizadas al más puro estilo británico, hicieron vibrar al público joven que inundó la Quinta. Una puesta en escena sólida, un rock bailable con elementos del punk y con algunas cadencias de los años 60, la banda supo manejar los tiempos con maestría y con canciones que pintan para clásicos como “Take Me Out”, “Do You Want To” o “Jacqueline”, demostraron que son una de las bandas de rock más importantes del momento. Lo mejor del Festival.

A-HA: Aunque su vocalista y líder, Morten Harket, ha perdido algo la voz, la presentación de A-ha estuvo notable. Nuevas versiones de clásicos como “Take On Me”, “Crying In The Rain” y “The Sun Always Shine On TV”, fueron una prueba más de la vigencia de esta banda emblemática del pop new-wave de los 80. Arreglos elegantes, simples y bien secuenciados. Una clase musical.

JOSE FELICIANO: Precedido por una conferencia de prensa para el olvido, su actuación fue memorable. Dueño de una técnica impecable en la guitarra, Feliciano demostró en vivo porque su música se mantiene vigente. Una ensalada de estilos, desde el bolero, la bosanova, el blues, el soul y el flamenco, todos interpretados magistralmente. Bailó “reggaeton” y cantó a dúo con Myriam Hernández. Se despidió con una ovación. Impecable.

KANSAS: Una sorpresa fue la llegada imprevista de Kansas, luego que el grupo Journey suspendiera su presentación por la enfermedad de su vocalista. Si bien “Dust in the Wind”, era tal vez la única canción conocida por el público, los asistentes escucharon con respeto a los norteamericanos que se dieron el lujo de ofrecer una hora de rock progresivo de calidad. Destacó el virtuosismo del violinista en “Point of Know Return” y “Carry on Wayeard Son”. Superaron las expectativas.

COCO LEGRAND: Con una rutina que apeló a la realidad del siglo XXI, el humorista realizó una charla sobre la sociedad actual, las brechas generacionales, los medicamentos y las diferencias entre el hombre y la mujer. Con una mirada inteligente desarrolló cada tema y el monstruo domado, escuchaba en silencio como en un café concert. Se llevó dos antorchas y una gaviota.

JUAN LUIS GUERRA: Con una banda excelente, el autor de “Bachata Rosa” se paseó por sus mejores temas. El sonido contagioso del merengue, hizo bailar hasta a los camarógrafos, sin dejar de lado el contenido de sus letras que tratan el costo de la vida o los valores humanos. En palabras del artista, “un merengue para los pies y para la cabeza”.

SIN BANDERA: Poseedores de un éxito arrollador en las radios FM, este grupo ofreció lo mejor de su repertorio con temas como “Que lloro”, “ABC” y “Kilómetros”. Buenas voces y un gran feeling entre sus integrantes son los principales capitales de este dúo, aunque su actuación por momentos se mostró algo plana.

LO PEOR

Las dos grandes bajas de este festival: el sonido y las oberturas. En la transmisión televisiva casi era inaudible la voz de Juan Luis Guerra, en la Quinta se escuchó perfecto. El grupo Illapu, tuvo serios problemas para conectar sus instrumentos y tuvieron que utilizar su talento para salir del impasse. La guitarra eléctrica de Feliciano, casi no se escuchaba.

Las oberturas: a años luz de las presentaciones de Hugo Urrutia, quien integraba a toda la Quinta Vergara, acá se apeló únicamente a la transmisión televisiva, con coreografías sacadas de “El Planeta de los Simios” y con bailarines que parecían invitados de una academia de novatos. Bajo el nivel. Ni los fuegos artificiales, ni los papeles picados, salvaron las presentaciones.

JULIO SABALA: Una rutina añeja y lánguida con artistas como Julio Iglesias y el Puma Rodríguez. Lento en el cambio de vestuario, no le salvaron las bailarinas, y menos el “salvavidas de plomo” de los animadores, que se vieron débiles en el arte de rellenar. Su imitación de Bob Marley y Juan Gabriel, provocaron la sonrisa, pero no sacaron carcajadas. Se fue sin pena ni gloria.

LOS TIGRES DEL NORTE: Más de 33 años de carrera fueron olvidados por el monstruo que entre pifias impidió que la banda mexicana desarrollara su show basado en las rancheras. Una actuación chata, sin quiebres y con algunas desafinaciones considerables, la música tradicional mexicana quedó como “fuera de onda” después de la presentación de A-ha y a la espera de Chancho en Piedra. Mala programación.

NI FRIO NI CALOR

D´HOLMIKERS Y MARTYN CHABRY: Continua la mala costumbre de poner números de “variedades” en el Festival como si fuera Martes 13. Interesante la puesta en escena de los suizos de D´Holmikers, teatrales y acróbatas, pero no para la Quinta. Ambos se fueron sin mucha atención.

JAVIER ESTRADA: El rostro de Canal 13 cantó un par de temas, pero no logró cautivar a la galería. Estuvo a punto de sufrir las pifias después de la actuación de A-ha, pero la estación católica prefirió guardarlo y poner a los Tigres del Norte que sufrieron las consecuencias. Se salvó de una grande.

lunes, febrero 27, 2006

Franz Ferdinand: "Queremos provocar un cambio en la música"


Franz Ferdinand:
“Queremos provocar un cambio en la música”

Los escoceses, que telonearon a U2 en Santiago y que vienen a promocionar su último trabajo “You Could Have It So Much Better”, están realizando un documental con sus presentaciones en Latinoamérica y tienen pensado volver a nuestro país a fines de año.

Franz Ferdinand es sin lugar a dudas la mejor sorpresa que guardaba Canal 13, luego que no pudieran completar la parrilla de música anglo que tenían planificada. Se habló de “Simply Red”, de “Jamiroquai”, pero ninguna de estas agrupaciones goza del nivel de popularidad de estos escoceses, estudiantes de arte, que se reunieron de manera fortuita para “pasarlo bien y hacer música que las mujeres bailen”.

Con dos discos a su haber, “Franz Ferdinand” (2004) y “You Could Have It So Much Better” (2005), la banda ha ganado varios premios, entre los que destacan el de “Mejor Banda Revelación” en los MTV Video Music Awards y el “Mercury Prize”, por mejor grabación de un grupo solista británico.

Su video “Take Me Out”, también ha recibido muchos elogios de la crítica, debido a la utilización de diversos filtros en la imagen y a la perfecta sincronía que existe entre la música y los personajes, que son una mezcla entre máquina y humanos.

Con Alex Kapranos en la voz, Nick Mc Carthy en la guitarra, Robert Hardy en el bajo y Paul Thomson en la batería, el cuarteto comenzó sus primeras actuaciones en el 2001. Posteriormente, le pusieron el nombre “Franz Ferdinand” en honor al archiduque austrohúngaro, cuyo asesinato desencadenó la Primera Guerra Mundial”.

“Cuando partimos tocando no teníamos nombre. Luego antes de una actuación, empezamos a hacer un juego inventando un nombre para un póster con la imagen de nosotros. Y vimos una carrera de caballos, donde había un caballo que se llamaba “archiduque” y de ahí sacamos el nombre de Franz Ferdinand que es el archiduque que comenzó la Primera Guerra Mundial. Su muerte cambió el rumbo del siglo XX y nosotros como banda queremos provocar un cambio en la música”, explica Kapranos.

¿Cómo se han sentido de paso por nuestro país?

Alex: “La experiencia ha sido increíble. Encontramos muy rica la comida, sobre todo el congrio. Su gente es muy acogedora. Estamos filmando nuestro paso por Chile, creo que pronto podrán ver eso”.

¿Sienten que el éxito les ha llegado muy rápido?

Alex: “No creo. Nosotros comenzamos nuestra carrera hace cuatro años. Nos ha ido bien, pero todo se centra en hacer buena música, escribir canciones que disfrute el público. Sabíamos que acá en Chile existían muchos fanáticos de nuestra música y estamos felices de estar acá por vez primera en Sudamérica. Esperamos volver a fin de año y hacer un concierto solos”.

¿Sabían algo del Festival de Viña y del monstruo?

Paul: “Hemos escuchado del monstruo y de la gaviota. Vimos el festival anoche por la TV. Pero no sabíamos nada antes. Nos damos cuenta que es bastante distinto a los festivales que hay en Inglaterra. Nosotros no tenemos monstruos, pero creemos que este es un tremendo festival. Se siente el entusiasmo de la gente. Es muy especial.

¿Cómo podría clasificarse la música que ustedes elaboran?

Nick: “Es difícil para nosotros clasificarnos. Esa tarea le corresponde a ustedes, los periodistas”.

Pero, ¿cuáles son sus influencias musicales?

Alex: “Escuchamos a James Brown. Nos gustan los Rolling Stones, también encontramos buenos a Los Bunkers”.

Paul: “El otro día escuchamos a Agua Turbia, son muy buenos”.

Nick: “Como la mayoría de la gente, adoramos a los Beatles. Cuando estaba aprendiendo guitarra, sacaba sus canciones. Nos gustan los discos Revolver, Rubber Soul y Abbey Road”.

¿Qué opinan de los otros grupos escoceses?

Alex: “Cada banda escocesa tiene un sonido distinto. Somos muy diferentes, pero nos llevamos muy bien. Bell and Sebastián nos llevó una vez de gira en un tour. Si no fuera por ellos, tal vez no estaríamos acá”.

¿Qué pueden adelantar sobre su próximo trabajo?

Alex: “El nuevo disco, tendrá muchos estilos diferentes. Lo realizamos en Brasil e incluimos vientos y cuerdas. Es un progreso musical que no nos hace perder la identidad. Mientras estamos en gira, no dejamos de escribir canciones y nos gusta trabajar rápido, aunque no damos plazos. Así que no sabría decirte cuando estará terminado”.

sábado, febrero 25, 2006

Corporación Doctor Feliz


Corporación Doctor Feliz
La risa: un remedio infalible

Entre medio de las cámaras y la farándula festivalera, un pequeño grupo de jóvenes trata de llevar la alegría a los enfermos y de humanizar este evento.

Lo que más le llamó la atención al vocalista de A-ha en la conferencia de prensa dada en el hotel O´ Higgins, fue el llamativo sombrero del doctor “Héctor Nudo”. Ni las insulsas preguntas de los periodistas, ni los desesperados gritos de los fotógrafos captaron la atención de los noruegos, tanto como el colorido look del doctor Nudo cuyo nombre verdadero es Alejandro Sáez y está a cargo de la Corporación Doctor Feliz, Dr. Patch Adams.

El objetivo de esta loable institución es alegrar la vida a los pacientes que sufren de enfermedades de difícil cura y que se encuentran hospitalizados. “Practicamos la risoterapia siguiendo los preceptos de Patch Adams, llevando la fantasía de este espectáculo a los hospitales, a los quemados, a los que sufren de síndrome de Down a los que padecen cáncer”, agrega Nipci Orellana, monitora de la Corporación.

La institución que funciona de manera voluntaria y sin fines de lucro, recorrerá los hospitales de Viña. Durante la última versión del festival, Sáez ha tratado de conseguir el apoyo de los artistas, labor que se ve bastante difícil considerando la apretada agenda de los músicos que vienen y se van.

“Pero lo más complicado para nosotros es conseguir auspicios para comprar globos y sorpresas que llevamos a los hospitales, pero la sonrisa de los niños es el mejor pago que tenemos”, explica el doctor que fundó esta corporación hace nueve años y junto a su esposa Alejandra diseña los vestuarios que se asimilan a los de clowns profesionales.

Durante el último Festival de la Canción de Viña, los “doctores-payasos”, han realizado notas periodísticas que después ofrecerán en los hospitales donde se presentarán. “La corporación necesita ayuda para seguir existiendo, porque es totalmente autofinanciada. Ojala que apoyen esta iniciativa que no sólo llega a los enfermos, sino a todos los que necesitan cariño, porque estar contentos y sentirse queridos ayuda a sanar”, agrega Sáez.

Quienes quieran conocer la valiosa labor de esta corporación y deseen ayudar con alguna cooperación voluntaria, pueden enviar un correo electrónico a doctorfeliz@entelchile.net y al fono (2)5561981.

viernes, febrero 24, 2006

Grupo A-ha: "En los 80 escuchábamos mejor"




Grupo A-ha
“En los años 80 escuchábamos mejor”

La banda noruega que saltó a la fama internacional por el video de “Take On Me”, ironizó sobre las diferencias que existen entre la música actual y la de hace dos décadas.

A-ha es sin lugar a dudas uno de los números fuertes de la última edición del Festival de Viña del Mar. Entre tanto cantante romántico, se agradece el pop new wave de este grupo noruego que nació de las cenizas de “Bridge”, formado por Morten Harket (voz principal), Pal Waaktaar (guitarra y coros) y Magne Furuholmen (teclados y coros). Fue precisamente este último quien acuñó el nombre de la banda, pues era una exclamación común, fácil de memorizar y conocida en distintos idiomas.

“Esta es nuestra segunda visita a Chile. Estuvimos en Santiago hace unos años y queríamos volver. Espero que en Viña tengan aire más limpio, porque eso se refleja en un público más sano. Me acuerdo que ese día que tocamos, hasta los colegios estaban cerrados”, recuerda Harket que visitó nuestro país en 1991.

Sobre las diferencias que existe entre la música actual y la de hace dos décadas, Furuholmen se toma el asunto con humor. “No hay grandes diferencias entre la música de hoy y la de los 80, pero en los 80 escuchábamos mejor”, explica el músico que durante los siete años que la banda estuvo en receso, retomó sus facetas de pintor.

“Estamos relacionados con Coldplay”, agrega Harket que estuvo con la banda de Martin en los últimos Brit Awards, donde los ingleses recibieron el premio a mejor canción y álbum del año por “X&Y”.

A-ha ha seguido haciendo buena música y con exitosas giras por Europa se han mantenido completamente vigentes. Prueba de ello es su último disco “Analogue” (2005), trabajo que presentaron en Oslo, Nueva York, Alemania, Grecia, Austria, Bélgica, Suiza, Holanda y Reino Unido.

“Hemos tenido la suerte de vender muchos discos y hemos recibido buenas críticas por nuestro trabajo. En lo musical estamos muy conectados y a medida que vamos recorriendo distintos países, mezclamos nuestras experiencias con la música que elaboramos”, explica Harket.

miércoles, febrero 22, 2006

Entrevista a Jose Feliciano


Entrevista a José Feliciano
“Mi música no pierde vigencia”

El artista, que recibió el acoso de la prensa en su llegada a Viña del Mar, aclaró que está siempre componiendo y con una vitalidad que le permite actualizar su música hacia nuevos estilos.

José Feliciano es uno de los artistas más talentosos que existen en la actualidad. Aclamado por la crítica especializada como uno de los mejores guitarristas del mundo, en efecto, la revista “Guitar Player”, lo premió como el “Mejor Guitarrista Pop”, incluyéndolo en su galería “Gallery Of The Greats”.

También ha sido nominado como uno de los mejores guitarristas de jazz y cuenta con más 45 discos de oro y platino, 16 nominaciones al premio Grammy, recorre el mundo desde México a Marruecos y de Melbourne a Brasil. Antes de aterrizar en Viña, Feliciano tenía una intensa agenda de presentaciones en Las Vegas, las que postergó para estar en el Festival. “Es que le tengo mucho cariño al pueblo chileno”, agrega.

El asedio de la prensa de nuestro país incomodó al artista, quién se defendió de las críticas sobre su poca presencia en las emisoras nacionales y su nula participación en los ramkings. “No estoy pasado de moda. Si mi música ya no se escuchara, no me habrían invitado a este evento. Mi música no pierde vigencia”.

Una vez más el periodismo de espectáculos, mostró su completa desinformación y cayó en el bajo recurso de la recriminación, como si las radios fueran el único parámetro para catalogar el éxito de un artista.

Con su trabajo “Señor Bolero”, José Feliciano obtuvo doble platino en Estados Unidos, Puerto Rico y Venezuela, logrando un disco de oro en México, Costa Rica y Argentina. En el 2004, editó su disco de rancheras “A México… con Amor”, donde el guitarrista realizó una recopilación de las mejores canciones tradicionales del país del norte.

“No me siento parte del recuerdo. El público me saluda muy afectuosamente y conocen mis canciones”, explica el músico que nació ciego en el pueblo de Lares, en Puerto Rico. A los cinco años, su familia emigró a Nueva York, donde vivió en el Harlem latino. A los nueve, tuvo su primera actuación en público en el teatro Puerto Rico del Bronx.

Sobre la posibilidad de colgar la guitarra y retirarse de los escenarios, el artista es claro y directo. “Siempre estoy componiendo. No vengo a despedirme acá. Siempre tengo algo nuevo que presentar”.

Feliciano, quien ha interpretado boleros, bosanova, jazz, rock, rancheras, también ha incursionado por el reggaeton, trabajo con el que espera cautivar a un público más juvenil. “Uno se reinventa constantemente. Yo me siento bien chévere, me siento joven y lleno de energía. ¿Por qué no salgo tanto en los medios?, porque no soy un artista escandaloso. No he matado a nadie y no le he faltado el respeto a nadie”.

El mundo entero ha disfrutado de muchas de sus canciones, entre las que destacan “Rain”, “Chico and the Man”, “Destiny”, “Affirmation”, “Ay Cariño”, “Ponte a Cantar”, “Porque te tengo que olvidar” y “Cuando el Amor se Acaba”.

Entrevista a Sin Bandera


Grupo Sin Bandera
“No existen fórmulas para el éxito”

El dúo de pop romántico, que se presenta en el Festival de Viña, se dio el tiempo para hablar sobre sus influencias musicales y los proyectos que barajan a futuro entre los que está grabar un disco de duetos.

“Sin Bandera” es sin lugar a dudas uno de los grupos que más rápido ha logrado el éxito. Hace cinco años partieron tocando en pequeños locales y como teloneros, “en escenarios donde apenas había un cable para el micrófono”, como explican ellos, ahora se presentan ante miles de personas y lideran todos los rankings de música latinoamericanos.

El dúo está formado por el mexicano Leonel García (guitarra y voz) y el argentino Noel Schajris (piano y voz). Ambos son músicos, compositores y cantantes. El nombre del grupo nació de una declaración de principios que ellos mismos realizaron: “ni la música, ni el amor, ni las cosas más importantes en la vida tienen bandera”.

De su disco debut y homónimo, vendieron más de un millón de copias en todo el mundo, con éxitos como “Entra en mi vida”, “Kilómetros” y “Sirena” entre otros. Entre los máximos premios que han obtenido, está el Grammy Latino como mejor álbum por dúo o grupo vocal por “Sin Bandera”.

Ahora se encuentran de gira y aprovechan la oportunidad de proyectarse internacionalmente en el Festival de Viña. Su disco “De Viaje”, editado en el 2003, ha vendido miles de copias y suena de manera constante en las emisoras nacionales con canciones como “Que Lloro”, “Bien”, “Magia” y “Puede Ser” a dúo con Presuntos Implicados.

¿Qué sienten ahora que pisan el escenario de la Quinta Vergara?, ¿lo toman como un lugar importante para proyectarse en el extranjero?

N: Es una señal para proyectar nuestra carrera, una oportunidad para mostrar lo que estamos haciendo y esperamos que la gente se divierta. Aún recuerdo cuando comenzamos hace algunos años en lugares pequeños, con un micrófono y un teclado, ahora nos presentamos ante mucha gente, pero la esencia es la misma.

L: Es un verdadero honor estar acá en Chile, en el Festival.

¿Tienen pensado incorporar otros estilos en su música?

L: La gente siempre nos asocia con las baladas, pero nosotros también hacemos temas rítmicos y bailables. Pero la balada tiene en sí un mensaje muy fuerte pues está dirigida a la persona que amas. A futuro queremos hacer un disco de duetos, como se hace en Estados Unidos. También queremos grabar un rap con Jovanotti.

N: Lo importante es mantener la honestidad en nuestra música. Desde el primer disco (Sin Bandera, 2003) que nos lanzamos con la idea de hacer buena música, sin encapsularse y siendo coherentes con el mensaje porque en la vida no hay fórmulas para la felicidad, como tampoco hay fórmulas para el éxito.

¿Han escuchado hablar algo del monstruo?

N: No pensamos en el monstruo. Nosotros actuamos para seres humanos, no para extraterrestres.

L: A través de nuestras giras hemos conocido gente de todas partes de Latinoamérica. Ahí nos hemos dado cuenta que tenemos los mismos miedos, los mismos temores. Es increíble ver lo que uno puede lograr con una canción. La música es como un ritual que te transporta, te hace olvidar tus problemas. Y sabemos que en Latinoamérica es difícil olvidarse de esos problemas.

N: No hay muchos momentos de catarsis, de liberarse. La música es un factor de unión, de comunión.

¿Han pensado cantar en inglés para llegar al mercado norteamericano?

N: El español está tomando mucha fuerza en Estados Unidos. Ahora es menor la presión que existe para cantar en inglés. Cuando yo tenía 13 años y escuchaba a los Beatles, me preguntaba: ¿qué dice esta canción? Después me pasó lo mismo con Pink Floyd. Uno tenía que aprender inglés para entender que decían sus canciones. Esperamos que los niños norteamericanos tengan que aprender español para que sepan que estamos cantando.

¿Qué piensan de los músicos chilenos?, ¿les gustaría grabar algún dueto con ellos?

L: Hicimos un dueto con Andrés de León. Pero no conocemos muchos artistas pop chilenos. En México se habla de Los Tres y de La Ley, pero no ubicamos al resto.

N: Nos encantaría grabar con Joe Vasconcellos. Es muy bueno.

¿Qué piensan de aquellos que ocupan la música para causas benéficas, como lo que realiza Bono de U2 que está buscando terminar con la pobreza en África?

N: Bono sabe ocupar la fama. La utiliza para objetivos loables. Para mejorar el mundo en que vivimos. Nosotros no tenemos la masividad de U2. Ojala algún lleguemos a tener ese grado de popularidad.

L: Yo creo que los cambios no tienen que ser sólo a través de la política o la economía. Los cambios tienen que ser de índole espiritual. Al descubrir tu conexión en el universo, se pueden hacer leyes más sanas y más igualitarias.

sábado, febrero 18, 2006

Chaos and Creation in the Backyard (2005) - Paul McCartney


Comentario de música
“Chaos and creation in the backyard” (2005) – Paul McCartney

Siempre es posible reinventarse. Y en ocasiones para bien. Al menos así lo demuestra este notable disco que viene a coronar la trayectoria de uno de los artistas más influyentes de los últimos 40 años.

Si bien McCartney como solista desde 1970, no ha logrado el nivel de claridad conceptual e interpretativo que tenía cuando hacía de las suyas junto a Lennon, “Chaos and creation in The Backyard” puede ser considerado un verdadero clásico. De hecho la prensa británica, ha calificado a este álbum como su mejor trabajo en 30 años, detrás de “Band On The Run” (1973).

Nominado a los Grammys como mejor disco del año, su elaboración no estuvo exenta de polémicas, pues el productor Nigel Godrich (el mismo de “OK Computer” de Radiohead) a la semana de trabajo despidió a la banda de McCartney y obligó al músico de 63 años a interpretar todos los instrumentos.

Sin dudas esa tensión, que a algunos les puede recordar la competitiva relación que tenía Paul en The Beatles, fue dando frutos con el paso de los días y se logró una interesante mezcla entre el sello anticuado de McCartney y la búsqueda de un sonido más actual por parte de Godrich.

Acá no hay baterías programadas como en el anterior trabajo en estudio “Driving Rain” (2001), ni tampoco sintetizadores como en el comercial “Press To Play” (1986). Sólo guitarras acústicas, algunas guitarras eléctricas y muchos temas con piano, lo que por momentos nos recuerda la simpleza y la enorme belleza de las melodías del bajista de los “Fab Four”.

Entre lo más destacado, destaca “Fine Line” con un marcado riff ejecutado en el piano, muy al estilo de “Hey Bulldog” o “Lady Madonna”, canción que se queda en la memoria debido a lo sencillo (y efectivo) de su estructura. Interesante la letra que trata sobre las pequeñas diferencias de la vida.

“Jenny Wren” es, en palabras de McCartney, lo más cerca que ha estado de “Blackbird” de 1968. Una canción estilo folk ejecutada con guitarra acústica, muy al estilo de las canciones de protesta de mediados de los 60. Esta vez, la música acompaña las vivencias de Jenny Wren, una chica que espera algo mejor del mundo, luego de sufrir la injusticia en carne propia.

“English Tea”, en cambio es lo totalmente opuesto. Un retrato del ocio en un paisaje de campo inglés, lleno de verdes pastos, tomando el té, mientras unos snobs juegan cricket una mañana de domingo. Todo adornado con un octeto de cuerdas y el piano de fondo, muy al estilo de “For No One” y "Eleanor Rigby" del clásico Revolver de 1966.

En “Friends To Go”, una clara alusión a la partida de su amigo y compañero de banda George Harrison: “He estado esperando en el otro lado/por mis amigos para partir/no tengo la necesidad de ocultarme/no tienes necesidad de preocuparte/estaré bien solo/he estado esperando a que el dolor pase”.

En suma, un disco variado que explora distintos estilos musicales, pasando por la balada (“This Never Happened Before”), la bossanova (“A Certain Softness”), el rock and roll (“Fine Line”) y la música folk (“Jenny Wren”), todo con la madurez y el talento de un músico de excepción, que interpreta todos los instrumentos. Totalmente recomendable.

Chaos and Creation In The Backyard – Paul McCartney (2005)
Sello: Emi Music
Incluye

Fine Line
How Kind Of You
Jenny Wren
At The Mercy
Friends To Go
English Tea
Too Much Rain
A Certain Softness
Riding To Vanity Fair
Follow Me
Promise To Your Girl
This Never Happened Before
Anyway

Puedes descargarlo en: http://www.mininova.org/tor/105125

jueves, febrero 16, 2006

La Historia del Rock: (capítulo 4)


Reflujo y Sinfonismo (1971-1976)

Y cuando bajemos por el camino
Nuestras sombras serán mayores que el alma
Ahí camina una dama que todos conocemos
Que brilla con luz blanca y desea mostrar
Como todo se vuelve oro
Y si te escuchas bien
El tono llegará a ti al final
Cuando todos sean uno y uno sea todos
Para ser piedra y no rodar
Ella está comprando una escalera al cielo

(Stairway To Heaven, Led Zeppelin)

En los setenta, el mundo se ve invadido por el estilo progresivo de grupos como King Crimson, Led Zeppelin y Deep Purple, quienes toman elementos del blues americano para crear lo que algunos críticos de rock denominan hard rock, que es rock interpretado con mayor velocidad y con mayor estridencia.

Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin es el primero en incluir el arco de un violín para tocar la guitarra eléctrica. Antes Jimi Hendrix, había experimentado con drogas como el LSD y la heroína produciendo interminables solos de cinco ó diez minutos.

En Chile, en palabras de Lito Escárate, presenciamos el paulatino advenimiento al poder de sectores sociales permanentemente desplazados, que se encuentran interpretados por el gobierno que constituye la coalición de partidos de la Unidad Popular. Junto a este hecho, se ha producido una continua valoración de la cultura latinoamericana, a la que muchos accederán refrendados por una perspectiva anti-imperialista y militante. Es esta la que explica, en parte los procesos de chilenización y posterior nacionalización del cobre, así como la incipiente solidaridad con Vietnam y Cuba, que representaban una bandera de libertad para los pueblos del Tercer Mundo. Flota en el ambiente la necesidad de rescatar la expresión folclórica y autóctona, la que tendrá su correlato más directo en la obra de la Nueva Canción.

“Muchos de los conjuntos que participan de esta tendencia distintiva provenían de agrupaciones formadas a partir de la segunda mitad de los 60. Casos como Los Jaivas y Congreso son un ejemplo (...) En su primer elepé, asoman tímidamente elementos latinoamericanos, aún poco definidos, pero ya interesantes, sobre todo en la intención y búsqueda de un sonido. En líneas generales, tienen los elementos propios de la creación Beat Psicodélica (es decir, pulso constante; guitarras procesadas por fuzz en primer plano: y un bajo sencillo y poderoso que acompaña atmósferas blueseras”. (Escárate, 1995, 30)

Desde Viña del Mar vienen Los Jaivas, cuyos integrantes conformaban a los “High-Bass”, nombre producido de una deformación fonética que se fue transformando en el ya conocido “Jaivas”. En los setenta, no hubo grandes cambios en su formación, pero sí una evolución musical que lentamente los fue alejando del repertorio que cultivaban en un comienzo, conformado especialmente de valses peruanos, cumbias y boleros, pues en los 70 desarrollaron una manera sui generis de ver la música. Buscaban de forma radical, una conexión con la raíz ancestral y la cultura del continente, en donde la improvisación constituía uno de los ejes creativos fundamentales.

Con el surgimiento del rock latino el individualismo libertario del rock se torna planetario y se institucionalizan sus posturas ideológicas y artísticas. En Argentina, la “Marcha de la Bronca” de Pedro y Pablo es un canto al estado general de Latinoamérica, reflejando los problemas regionales de nuestro continente.

Por su parte, luego de la separación de los Beatles, John Lennon compone “Imagine”, desligándose de la religión, de las fronteras y de los autoritarismos, proponiendo un mundo natural, primigenio y libre. “Queda en evidencia la impermeabilidad del sistema a las corrientes transformadoras. A pesar de que el rock y el arte en general no pueden cambiar las estructuras sociales, sí pueden influir en las ideologías que generan estas estructuras”. (Díaz Fuentes, 30)

Durante la primera mitad de los 70, la música rock abandona su postura de celebración exaltada y deriva en un período más existencialista, más intelectual y más escéptico. “De aquí en adelante el rock se disocia de su conexión coyuntural, para crear un espacio ideológico cercano a la leyenda, la magia, la conjunción alucinada de un pasado milenario, de un futuro tecnologizado y glacial”. (Díaz Fuentes, 31)

En Latinoamérica una serie de golpes de estado interrumpen el proceso democrático, creciendo el descontento y la incertidumbre. América Latina se transforma en el patio trasero de la Guerra Fría representando los dos modelos imperantes, por un lado el sistema capitalista neo-liberal y por otro el socialismo de influencia soviética. En Chile se habla de una “revolución con empanadas y vino tinto”, pues este es el primer país donde el socialismo es votado en las urnas y no por las armas.

En lo musical, el rock alcanza un gran nivel con el denominado “rock progresivo”. Grupos como “Yes”, “Génesis” (con Peter Gabriel a la cabeza y posteriormente Phil Collins), Jethro Tull, Queen y Deep Purple.

Es la etapa dorada del “duque blanco”, David Bowie, quien inaugura el denominado “glam rock” o “rock glamoroso”, con una interesante propuesta escénica, llena de teatralismo, que responde a una serie de condiciones sociales, siendo la más notoria su decadencia.

En 1975, Queen presenta su disco más reconocido por la crítica, “A Night At The Opera”, en donde la banda se pasea por el rock más duro con “Sweet Lady”, como también por la música de salón con “Seaside Rendevouz”. Pero el tema más trascendental de dicho álbum es sin duda, “Bohemian Rhapsody”, que en sus seis minutos de duración expone el calvario de un hombre que comete un crimen, en medio de vocalizaciones de opera y guitarras eléctricas.

Elton John incorpora el piano como un elemento primordial en la música rock, siguiendo la influencia de Jerry Lee Lewis y Los Beatles. En “Madman Across The Water” y “Goodbye Yellow Brick Road”, el músico incursiona con la música clásica, sin perder sus influencias rockanroleras y sin dejar de usar lentes, al igual que Buddy Holly.

La democracia es vista como un negocio sucio y el rock se pasea por instantes en un academicismo y acartonamiento pretencioso, tornándose nostálgico en canciones como “Wish You Were Here de Pink Floyd” ó “The Lamb Down on Broadway” de Génesis. Es la época del rock de vanguardia, que incorpora textos cargados de intelectualismo y densos conceptos, sin perder el síndrome de angustia y frustración que presenta la década.

sábado, febrero 11, 2006

La Historia del Rock (capítulo 3)


Periodo Libertario: Sicodelismo (1967-1970)

Déjame llevarte abajo porque voy a Strawberry Fields
Nada es real
Y nada para preocuparse acerca de Strawberry Fields
La vida es fácil con los ojos cerrados
Sin comprender todo lo que ves
Se hace duro ser alguien
Pero si se logra
No me importa mucho a mí

(Strawberry Fields Forever, The Beatles)

Entre 1967 y 1970, la eclosión política-juvenil alcanza su máximo nivel. Es la época de los grandes movimientos juveniles, diversificados y canalizados bajo múltiples formas, asimilados en gran parte por el sistema o perseguidos por la fuerza. El underground florece en todo su esplendor y llega a plantear un modo alternativo de vida con numerosas interrogantes sobre la autodeterminación humana, producto de su acción socializante.

En 1967, los Beatles editan su obra maestra “Sergent Pepper´s Lonely Hearts Club Band”, su disco más elaborado, complejo y experimental. Canciones que hablan de la vejez (“When I´m Sixty Four”), de lo vacías que son las relaciones humanas (“Within You Without You”) y de la imposibilidad de los padres para controlar a sus hijos (“She´s Leaving Home”). Este álbum además sienta un importante precedente para lo que vendrá después al incorporar una orquesta sinfónica en “A Day In The Life”, algo que será natural posteriormente en bandas como Deep Purple, The Moody Blues o Procol Harum.

Los doce temas de “Sergeant Pepper´s” establecieron una nueva norma de realización en la música popular. Brian Wilson, el genio de los Beach Boys al escucharlo dejó de trabajar en su próximo disco. No sólo fue el álbum del año, sino que personificó perfectamente la época sicodélica, cargado de incienso y colores fuertes, marcando un verdadero hito en el desarrollo del rock.

En palabras de Peter Brown, colaborador del grupo, este disco “funcionó como un himno, orquestando nuestras vidas. Con Sergeant Pepper, los Beatles ascendieron de héroes pop a avatares y profetas. El álbum fue alabado, disecado y estudiado como la Torah o el Corán, y hasta dentro de nuestra propia familia de Liverpool, estábamos deslumbrados por este logro”. (Brown y Gaines, 308)

El rock hace suyo el proyecto transformador de su generación y se hace vehículo de cambio. Comienza a ser visto como arte y pasa a ser un elemento central en la denominada cultura de masas. Por su parte, el misticismo y el visionarismo se tornan mundiales.

En Estados Unidos los hippies de la costa oeste llaman a volver a la raíz natural del hombre. Nacen las comunidades alternativas como una opción distinta a la familia tradicional. Se desea abolir el dinero como sistema de cambio y se descarta la idea de un líder único. Los protestantes anglosajones constituyeron un movimiento comunitario, penetrado de una mística literaria, pacifista y de oposición a la sociedad de los 60, considerada en aquel entonces “caduca”. En general, representó una continuidad del movimiento beatnick al cual injertaron principios del budismo, cristianismo protestante, y de ideologías nihilistas o utópicas, así como de algunos autores contemporáneos como Marcuse, Thoreau o Timothy Leary.

Se empieza a hablar del humanismo de los 60 como la doctrina de la energía y la creencia en las potencialidades humanas como motor de transformación social, unido a un deseo por desarrollar el intelecto para alcanzar una síntesis mente-cuerpo. Se generaliza la creencia astrológica de la Era de Acuario, como base para llegar a una civilización de amor y paz.

Jimi Hendrix se presenta en Londres mostrando todo su virtuosismo y hace un llamado a unirse a este proceso de cambios que vive la humanidad.

Si puedes concentrarte
Entonces ven a mí
Juntaremos nuestras manos y presenciaremos la salida del sol
Desde el fondo del mar
Es probable que llores y grites
Que tu pequeño mundo no te permita ir
Pero, ¿a quién en tu despreciable mundo intentas convencer
qué eres de oro y qué no puedes venderte?
Ah, déjame probártelo
Puedo escuchar a lo lejos trompetas y violines
Me parece que nos están llamando
Quizás no puedas oírlos
Pero lo harás si me das la mano
Bien ¿tienes experiencia?
¿Has tenido experiencia alguna vez?
Pues yo sí
No te sentirás volado pero es bello[1].

Por otro lado, Simon y Garfunkel le cantan a la mayoría silenciosa que sufre de una aplastante incomunicación, abulia e indiferencia por el mundo exterior en “Sounds of Silence”.

Otros grupos comienzan a dar a conocer la mística de la sicodelia: Cream (con Eric Clapton a la cabeza), Jefferson Airplane, The Byrds, The Doors, Pink Floyd, Creedence Clearwater Revival, son un claro ejemplo del atractivo cruce de melodías, armonías y ritmos con imaginación, aplicada al intento renovador del mundo.

“El sicodelismo surge como respuesta al racionalismo mecanicista y es una experiencia psicosomática que busca la disolución del ego en la macro esfera cósmica. Favorece la concepción del mundo y la realidad como un todo interrelacionado donde la individualidad humana supera la dualidad cartesiana de espíritu-razón; masa y energía, esencia y superficie; proyectándose como un elemento básico de una cosmología unificada y gozosa”. (Racionero citado por Díaz Fuentes, 26)

El director norteamericano, Stanley Kubrick, edita “2001, A Space Odyssey”, película que en palabras de Steven Spielberg sería “el Big Bang del cine de ciencia ficción”, así también Pink Floyd lanza “Astronomy Domine”, visiones que presentan al hombre enfrentado a un mundo tecnologizado, en donde las máquinas dominan a la humanidad conviviendo con la frialdad y el goce.

Idolos como Mick Jagger y Jim Morrison (de The Rolling Stones y The Doors, respectivamente) son modelos de erotismo y de liberación energética. Jagger muestra su “Simpatía por el Diablo”, poniendo en tela de juicio la visión maniqueísta del bien y el mal en el cristianismo y Morrison llama a “Encender el Fuego”, mostrando que el cuerpo humano es un vehículo de las energías cósmicas y el punto de fusión del intelecto con lo sensual.

The Doors además incluyen la decadencia y la muerte dentro de su temática musical. El hombre al verse enfrentado a un callejón sin salida sólo le queda vivir el mal hasta el fin, en un indefinido “ser para la muerte”. Ejemplo de ello son “Break On Through” y “The End”.

Este es el fin
Hermoso amigo este es el fin
Mi único amigo
El fin de nuestros planes elaborados
El fin de todo lo que crece
El fin. Sin seguridad ni sorpresa
El fin. Nunca miraré a tus ojos nuevamente
Puedes imaginarte lo que será
Tan ilimitado y libre
Con necesidad desesperada de una mano extraña
En una tierra desesperada
Perdido en una desolación romana de dolor
Y todos los chicos están locos
A la espera de la lluvia del verano[2].

Junto a la radicalización en las distintas posturas, el hippismo por su parte con el “Flower Power” y su “All You Need Is Love” llama a la liberación del ser humano, viviendo el amor como una fuente de conocimiento.

En Francia durante mayo del 68, los jóvenes se toman las universidades y hacen temblar a los políticos, liderando a un proletariado europeo adormecido por el bienestar. Todo el mundo discutía la posibilidad de que en el capitalismo avanzado las clases trabajadoras perdían su potencial revolucionario. Los estudiantes en Francia superaron el cerco de la alienación, porque su movimiento atrapó también a los obreros franceses. La vanguardia cultural estudiantil se había convertido en vanguardia política.

“En mayo de 1968, también creí que los estudiantes franceses ensayaban un acto insurreccional que sólo se cumpliría definitivamente en América. Ellos habían tomado la delantera, pero de este lado del Atlántico se preparaba la verdadera, definitiva, lucha revolucionaria. Y América incluía a los Estados Unidos en un arco que iba de los hippies al movimiento negro, representante del Tercer Mundo dentro del Primero”. (Sarlo, http://www.literatura.org/Sarlo/bsmayo.html)

En 1969 se lleva a cabo Woodstock, el festival de rock más recordado en la historia de la música. Hendrix interpreta el himno de Estados Unidos en su guitarra Fender Stratocaster, Joe Cocker hace popular su versión de “With A Little Help of My Friends” y John Lennon comienza su particular protesta por la paz, editando “Give Peace a Chance”. Los Beatles se separan y algunas estrellas mueren al comienzo de la nueva década.

[1] Letra de “Are You Experienced?”, grabada por Jimi Hendrix.
[2] Letra de “The End” compuesta e interpretada por The Doors.

jueves, febrero 02, 2006

La Historia del Rock (capítulo 2)


El folk y el rock inglés (1962-1966)

¿Cuántos caminos debe un hombre recorrer
antes de que tú puedas llamarlo un hombre?
¿Cuántos mares debe una gaviota navegar
antes de dormir en la arena?
¿Cuántas veces debe la bala de cañon volar
antes de que sea prohibida para siempre?
La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento
La respuesta está soplando en el viento.

(Blowin´In The Wind, Bob Dylan)

A partir de los años sesenta, una especie de revolución cultural afectó a Occidente. Su vector natural fue el rock, el cual transportó al mundo entero los temas de la nueva cultura americana: liberación sexual, uso de drogas, pacifismo y antirracismo.

Fue la época del inconformismo, de las revoluciones culturales y morales. Mientras una guerra estancaba al Estado más potente del mundo en Vietnam, Europa lentamente –con los países escandinavos y Francia a la cabeza- proponía hábitos más liberados en un cine violento y estilísticamente nuevo que trastornaba la rutina de las costumbres de Hollywood. Se polarizaban los bloques orientales, la crisis de los misiles hacía temer un choque nuclear en plena Guerra Fría, el presidente norteamericano J. F. Kennedy fue asesinado en Dallas.

Aparejados a los cambios culturales y políticos, en el mundo se empezó a sentir una necesidad por definirse, tomar posición y defender las libertades individuales contra la represión moral, social y política que limita las distintas expresiones del ser humano.

“Desde la rebeldía y la angustia de los cincuenta a la actitud energética politizada y libertaria de los sesenta, vendrá un cambio que generará un individualismo autonomista-anarquizante en busca de una renovación interior por sobre la transformación económica y política de la sociedad. Es así que los sesenta se inician con una visión crítica hacia el problema mundial”. (Díaz Fuentes, 13)

En este contexto surge el poeta del rock Robert Zimmerman, más conocido como Bob Dylan, quien hace significativos aportes a este estilo musical incluyendo elementos de crítica social responsable y consciente, además de reeditar la figura del juglar que presencia su tiempo y lo refleja en su palabra.

Venid padres y madres
de toda la tierra
y no critiquéis
lo que no podéis comprender
vuestros hijos e hijas
están fuera de vuestro control
vuestro antiguo camino
está envejeciendo rápidamente
por favor salid del nuevo rumbo
si no podéis dar una mano
porque los tiempos están cambiando
[1].

Inglaterra comienza la denominada “Invasión Británica” con grupos como The Beatles, The Rolling Stones, The Who y Cream, quienes incorporan la innovación en sus letras y en sus acordes cargados de experimentación, como un regreso a la revolución que trajo el rock´n´roll de mediados de los cincuenta.

Destacado es el trabajo del denominado “cuarteto de Liverpool”, formado por John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. De extracción proletaria, su música nace con una clara influencia del rock´n´roll de Elvis Presley y desata una fiebre que todavía continúa. Sus canciones si bien se encuentran lejos del lirismo de un Bob Dylan, son sencillas, directas, espontáneas y sin ambigüedades interpretativas.

Tal vez, el rasgo más característico de su primera etapa creativa es la falta de velos o tabúes para decir lo que se siente frente a la vida, el amor, la pareja. Sus mensajes tienden a lo espontáneo y a la excitación sensible.

Por esos años se hace más urgente la necesidad, a través del rock de derribar mitos, plantear una nueva forma de vida y poner en tela de juicio toda una serie de valores hasta entonces vigentes en el orbe. Se cuestionan directamente los grandes argumentos esgrimidos por las estructuras de poder para conservar su hegemonía: la Patria, la democracia, los valores judeo-cristianos, conceptos usados como estandarte de la sociedad occidental en oposición a un Este cuya imagen se ve satanizada a diario por los medios de difusión social y que también forman parte del poder hegemónico.

A partir de los años sesenta se aprecian algunos rasgos intimistas de la filosofía rock: el amor, la soledad, la vida cotidiana, detalles que serán revestidos de un nuevo lenguaje en aras de la liberación individual. También comienza el misticismo alucinógeno de Timothy Leary[2], las disquisiciones filosóficas de Alan Watts, los movimientos por los derechos civiles y la reivindicación estudiantil. Surge el existencialismo como respuesta a la crisis sistemática e interior del hombre, expresada en relaciones íntimas sin compromisos ni ataduras, el vagabundeo como fuente de conocimiento y el visionarismo.

Por otra parte, aparece una importante cantidad de movimientos revolucionarios que vinculan las palabras de líderes sociales, hechos históricos y el arte que vive en ellos. Se populariza “la canción protesta” en manos de Joan Báez, Joni Mitchell y Crosby, Still & Nash.

Como explica Fabio Salas, “las estructuras de poder se derrumbarán ante el empuje de la mayoría silenciosa. Se advienen tiempos telúricos, profundos, estelares. Nuevamente es momento de profecías bíblicas, sólo que esta vez no se canta a la llegada de un Mesías sino la gesta épica de una multitud que entrará a influir definitivamente sobre el curso de la historia”. (Salas, 38)

Mirando un poco más hacia nuestro país, en los ’60 se encuentran diversas corrientes, siendo la más poderosa en términos comerciales, la llamada ‘Nueva Ola’, quien debe su nombre a La Nouvelle Vague (Nueva Ola francesa) de la cual sólo heredó el apellido, ya que entre las dos existían claras diferencias estilísticas. Esta tendencia adquiere singular significación, contribuyendo a ello varios factores: la necesidad de dar cuenta de un proceso en el cual las generaciones más jóvenes comenzaron a ser actores distintivos y se hizo notar el requerimiento de ídolos nacionales, que fueran el símil de las estrellas pop extranjeras, pero a su vez alcanzables para el público medio.

David Mac-Iver, fundador de Los Mac´s, una de las bandas más características de aquellos años, recuerda lo que fue el espíritu de la juventud de esa época:

“No existía la idea de confrontación, seguíamos siendo obedientes con nuestros padres y no teníamos independencia ni económica ni de otro tipo; pero al menos, ya poseíamos una cosa propia, que era compartir con los demás jóvenes que mostraban señas similares en el vestuario y la música (...) Nacía la primera tribu urbana: los rockanroleros. Se trataba de ir a bailar y de juntarse en ciertas partes. En Las Salinas, por ejemplo, había una carpa donde se tocaba exclusivamente rock and roll”. (Mac-Iver entrevistado por Escárate, 1998, 42-43)

De esta forma, se aprecia como en nuestro país desde los orígenes del rock, los grupos y los fanáticos adoptaron no sólo el estilo de tocar, sino que también algunos elementos como la vestimenta y el cantar en el idioma original (el inglés) como fue el caso de Los Vidrios Quebrados, Los Dolcevitos y Los Jockers. Estos últimos en la revista Ritmo decían:

“Seguimos la línea europea porque nos sentimos solidarios de los problemas que afectan a los jóvenes del Viejo Mundo, los que han debido sufrir conflictos tales como dos guerras mundiales, con todas sus consecuencias: hambre, desocupación, orfandad y el derrumbe de conceptos como moral y amor. Somos partidarios de todo lo que tenga carácter internacional, porque presenta los problemas mundiales y no los regionales. Debido a ellos hemos cultivado este tipo de música y no el folklore”. (citado por Escárate, 1995, 18)

Si bien la mayoría de estas bandas nacen a la vida musical tocados por esta nueva energía, son en rigor imitadores, que en el mejor de los casos, tratan de adaptar o hacer suya la problemática de las generaciones jóvenes del Primer Mundo; perciben en esta música contenidos y actitudes esenciales de rebeldía generacional, lo que marca una diferencia con los conjuntos de laboratorio. Existe en ellos un sustrato, una influencia reflexiva que hace suponer un posterior e incipiente proceso de autonomización cultural. Hay también un afán de diferenciación con la Nueva Ola, a la que tildan de “comercial”; y para ello, como explica Lito Escárate, de manera casi paradojal, la mayoría canta en inglés, lo que a primera vista parece un contrasentido.

Pero, no hay que olvidar, como agrega Eva Giberti, que el rock nació de la mano de la globalización y la tecnología.

“No fueron necesarios acuerdos internacionales para difundir el rock: las coincidencias entre adolescentes de diferentes latitudes se gestaron a través de los armónicos que atravesaron el aire, enhebrando –a la distancia- deseos y frustraciones narradas en las letras de sus canciones. Asistimos a la producción de una territorialidad internacional en la que encontramos identificaciones entre los adolescentes de diversos países”. (Giberti, 180)

En 1965 los Beatles inician su etapa más madura con Rubber Soul, trabajo con una clara influencia Dylan, proyectando la interioridad humana en temas como “Norwegian Wood”, “I´m Looking Through You”, “If I Needed Someone” o “In My Life”. Esta última es una muestra más de la introspección en las palabras de John Lennon.

Hay lugares que recordaré toda mi vida
Algunos cambian y otros permanecen
Algunos definitivamente no para bien
Algunos ya no existen y otros quedan
En todos esos lugares hubo instantes con amantes y amigos
A quienes puedo recordar
Algunos están muertos y otros viven
En mi vida, los he amado a todos
[3].

Rubber Soul marcó el fin de las canciones de amor simplistas y melosas, reemplazadas por un deslumbrante espectro de sonoridades pasando de lo banal a algo mucho más trascendental. El sonido mismo de su música era notablemente distinto; más exquisito, más melodioso, obsesionante. En vez de ser una suma de éxitos, fue el primer álbum con identidad propia, una atmósfera única y un sonido particular. No hay que olvidar que ese disco fue el último que promovieron en giras, con lo que tendrían más tiempo para trabajar en los estudios Abbey Road.

Por otra parte, 1965 coincide con la consolidación de The Who y The Rolling Stones, ambos grupos con un fuerte componente “underground” en su lírica y un estilo bastante más desenfadado que el de los Beatles. Se agudizan los conflictos raciales y es asesinado el líder negro Malcolm X. Estados Unidos invade República Dominicana y Vietnam.

“El underground señala, y esto es importante, que todos los actos de la vida humana son políticos, que política es, a fin de cuentas, la práctica existencial de un individuo en la colectividad o en un contexto histórico social establecido. Este concepto, abiertamente revolucionario, viene a renovar todo el trabajo progresista de la época y señala de paso, la anacronía y falsedad de la práctica política de las sociedades de Occidente, donde la prosecución de la autoridad y de la hegemonía tiende, la mayoría de las veces, a consolidar una uniformidad en la práctica vivencial y en la psique del individuo, haciendo de éste un mero instrumento del engranaje social”. (Salas, 48)

Se comienza a concebir la política desde la vida cotidiana. El Estado es visto como un obstáculo para las libertades individuales y el rock pasa a ser un ente crítico de la realidad. Sus letras se vuelven más existencialistas y empiezan a tomar un color más político. Se cultiva la irreverencia y se llama a la autoconciencia, sin dejar ningún aspecto de la realidad al azar.

Por su parte, los adultos aparecen más lejos que nunca. Se polarizan dos formas de ver el mundo diferentes, muy dicotómicas; una asimilada a lo establecido, “al sistema” y otra contraria al autoritarismo y a la represión vigente. Ante la frialdad de los mayores, los jóvenes responden emocionalmente con lo que tienen a mano: su ropa, el lenguaje, la música, el pelo largo, el mundo de lo simbólico.

“La rebelión es ante todo un hecho colectivo, se ha señalado con anterioridad que sólo existe una liberación en el hombre: aquella que tiene que ver con su entorno social; una liberación en términos individuales sólo lo es en la medida en que es un elemento global de un cambio generalizado e irreversible. El ser humano merece la libertad por derecho propio”. (Salas, 49-50)

Surge una nueva individualidad que busca, a través de los cambios en la cultura, un quiebre en el orden social. Se plantea la libertad por derecho propio del ser humano y como agrega Fabio Salas, encuentra su enajenación desde que sus primeros impulsos naturales son negados por convenciones sociales, reglas heredadas desde la infancia, estipulaciones éticas o hábitos asimilados en la psique.

Se busca crear un sistema que requiere reglamentar la vida de sus integrantes uniformando conciencias. Los Rolling Stones, por ejemplo, afirman en sus composiciones que el hombre es prisionero de códigos e instituciones que afectan sus decisiones y su capacidad de elegir. La libertad, desde esta perspectiva, sería un problema político más que filosófico.

El rock se constituyó en los sesenta en un arte urbano, popular, y por sobre todo joven, que se expande superando las fronteras, rompiendo barreras, llevando su ideología libertaria a distintos rincones del planeta. Así este estilo musical pasó a formar parte del patrimonio cultural de la generación que lo produjo y contribuyó a mostrar con energía la creciente crisis de las instituciones del sistema.

De esta forma, 1966 es el año final de la fase de ruptura. Por esos días, irrumpe con fuerza la sicodelia de los Beach Boys con “Pet Sounds”, disco que más adelante sería tomado como emblema por los Beatles en el sinfónico “Sergeant Pepper´s Lonely Hearts Club Band”. Se establece con más seguridad el proceso de autoconciencia entre los jóvenes y los textos de las canciones adquieren una mayor profundidad, originando un trabajo de mayor valor estético.

“Es la transición hacia la madurez del rock que ligado al nacimiento, desarrollo y eclosión del underground generarán un vehículo de manifestación libertaria, politizada y energética que caracterizará al movimiento juvenil más destacado hasta la fecha del siglo XX; conformando el periodo que abarca la segunda mitad de la década de los sesenta y los primeros años de la siguiente”. (Díaz Fuentes, 22)

Este estilo musical ha dejado de ser una entretención y se consolida como un fenómeno artístico de mayores proporciones. Más que un verdadero agente de cambio, el rock se establece en un espejo de la realidad donde cada problema se enfrenta con una mirada más diversa, más energética y sin tantas represiones.

[1] Letra de “The Times They´re A-Changin”, escrita por Bob Dylan
[2] Profesor de Sicología expulsado de la Universidad de Harvard en 1963 por promover el uso de drogas alucinógenas como camino para lograr un nuevo orden interior.
[3] Primer estrofa traducida de “In My Life”, editada por los Beatles en 1965.

miércoles, febrero 01, 2006

2006: El año de Mozart


A 250 años del nacimiento de Wolfgang Amadeus Mozart
Requiem para un genio

El 27 de enero de 1756, a las 8 de la noche, nació Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theopilus Mozart en Salzburgo, Austria. Por esos días, la ciudad giraba en torno al comercio y tenía algo más de 15 mil habitantes. Los centros culturales más importantes de Salzburgo eran la Universidad Benedictina y la Corte del Arzobispo, donde trabajaba Leopoldo, el padre de Mozart.

Fue precisamente allí donde el pequeño genio se inició en el arte de crear suaves melodías, cultivando un talento innato que recorrería distintas ciudades de Europa, llegando a Francia, Italia, Inglaterra y Holanda.

En uno de sus viajes por Inglaterra (1764), Mozart conoció al hijo menor de Juan Sebastian Bach, Juan Cristian, quien trabajaba en la corte del rey Jorge III y destacó la genialidad del músico. En 1786, Wolfgang llegaría a empatizar con un gran pianista de solo 16 años, a quien le dio algunas breves lecciones, repitiendole posteriormente a sus amigos: "Escuchen a este joven. No lo pierdan de vista que alguna vez hará ruido en el mundo". Era Ludwig Van Beethoven.

Su música

Entre los cuatro y los seis años Mozart compuso 22 piezas. A lo largo de su vida, compuso 626, incluyendo 23 óperas, 20 misas, 49 sinfonías, 66 arias, 27 conciertos para piano. A los cinco escribió su primer concierto, a los siete su primera sinfonía y a los doce su primera ópera.

Su trabajo, mucha veces era por encargo, como fue el caso de la opera "El rapto en el serallo", escrita en 1781 por encargo del emperador Joseph II y que en Viena fue recogida fríamente. El mismo emperador dijo: "tiene muchas notas", crítica a la que el genio respondió: "exactamente no hay más que las necesarias".

Un compositor con semejante talento y maestría no pudo llevar una vida convencional. En algunas biografías se trata el carácter festivo de Mozart, acostumbrado a salir en las noches e incapaz de llevar una vida ordenada al menos económicamente. Lo cierto, es que el músico luego de conocer las cortes de emperadores y reyes no pudo llevar una vida austera y se vio obligado incluso a empeñar algunas joyas de la familia.

Murió el 5 de diciembre de 1791 a los 35 años. Enfermo debido a una complicación renal. Fue enterrado en una fosa común. Pasaron varios años hasta que se le construyera un monumento en su honor, en el lugar donde dejaron su cuerpo. Pero no se tiene certeza absoluta de donde están sus restos.

Mozart es sin lugar a dudas, el músico clásico más talentoso que ha existido. No ha habido en la historia otro genio musical que haya manifestado tan tempranamente su arte y con una variedad de estilos que pasado el tiempo, aún no termina de impresionar.

Pagina Web Oficial Aniversario: http://www.mozart2006.net/

El supuesto craneo de Mozart: http://www.terra.cl/noticias/noticias.cfm?id_reg=576961&id_cat=1167